lunes, 9 de abril de 2007

Quiso ir a Estados Unidos edeudado con "Alianza para el Campo"

Le vendieron 50 borregos flacos, mientras que
para los hacendados fue lo mejor del ganado

Los policías "gringos" humillan a los
90 indocumentados deportados

Oscar Treviño Jr.
“El programa Alianza para el Campo sólo sirvió para que perdiera todo, me vendieron 50 borregos flacos pero todos se me murieron, me desespere porque debo al Gobierno y quise ir a trabajar para ganar dólares pero ¿ya ve?, me fue mal”.
Lo anterior dijo Sigifredo Castillo Castillo, de 42 años de edad, originario de Pinotepa Nacional, estado de Oaxaca, que fue uno de lo 90 indocumentados capturados en Arizona y trasladado a Texas para ser expulsado por Matamoros.
Entrevistado en las oficinas del Grupo Beta Matamoros, mientras espera que le tramiten el 50 por ciento de su billete para regresar a su ciudad en autobús dijo:
"Yo entre al programa del Gobierno, tenía 25 borregas y ellos me darían a crédito otras 25, por eso tenía que pagar 25 mil pesos".
"Cuando nos andaban `engatusando' vimos los pies de cría, juro que los animales estaban gordos y bonitos".
"Ellos ya tenían su juego, pues yo me hice de esas 25 borregas, pero antes de recibirlas nos avisaron por teléfono".
"Que iban a venir un día porque las habían levantado de Chiapas, pero no fue así, sino que las borregas llegaron a las tres de la mañana".
"Uno estaba dormido y entre lo oscuro ni las borregas vi, sólo quería que terminaran de meterlas al corral".
"Al amanecer vi las borregas -apretó los dientes de rabia contenida-, ¡no eran las que nos habían prometido!"
"Estaban flacas, es más al momento de parir las crías murieron porque ellas no tenían leche para amamantarlas".
"Así se fueron murieron poco a poco. Ahora tengo 50 pero las he ido comprando fiadas y debo algunas".
LA DESESPERACIÓN
Sigifredo explica que “no hay a quién reclamarle, todos se tapan con la misma cobija, ah pero eso si:
"Los del grupo de ganaderos recibieron los animales más gordos, bien alimentados y como nosotros no tenemos dinero pues nos dieron lo peor".
Y se pregunta "¿Por qué son así con nosotros los del pueblo?, me están ahogando con lo que debo por eso me desespere y quise ir a los Estados Unidos para ganar dólares que valen más que el peso".
"Opté por tomar el autobús, le di un beso a mi esposa y a mis hijas y me fui a Sonora para cruzar por el desierto de Arizona para llegar a donde sea con tal de trabajar".
TAMBIEN LLOVIÓ
El oaxaqueño siguió explicando que junto con otras personas, compañeros de caminata por el desierto, fueron detenidos y recuerda:
"Comenzó a llover mucho, la maleta de ropa pesaba".
"Desconozco cuánto caminamos pero nos detuvieron y nos metieron en un calabozo que tenía el aire acondicionado muy fuerte".
"De tanto caminar estábamos casi entumidos y luego con el aire fuerte, ¡peor!".
"Los de la Patrulla Fronteriza nos obligaron a quitarnos los suéteres y chaquetas que llevábamos puestas".
"A unos les dieron un paquetito de galletas saladas y agua. Las galletas estaban pasadas, ¡tenían 3 meses caducadas!"
- ¿Dicen que dieron hamburguesas?
- "Yo no comí, pero otros compañeros dijeron que estaban rancias, aún así como quiera se las comieron: ¡tenían hambre!"
"La lluvia caía y nuestras maletas con ropa se estaban mojando, le dije a los oficiales que las quitaran del agua, pero ni caso me hicieron".
ENTRE COYOTES Y POLICIAS
"Cuando llegue a Sonorita porque quería a Phoenix, Estados Unidos, estaba un vehículo que decía Ministerio Público o Migración, no recuerdo bien".
"Uno de ellos me pidió dinero como a otros diez que caminábamos, tuvimos que darle 100 pesos cada quien".
"Allí había coyotes, tenían un taxi que sólo cruzaba una calle y cobraba. Yo no quise ir y el coyote le hizo señas a los del vehículos y por eso llegaron a quitarnos dinero, si no damos, pues nos iban a detener".
LOS GRINGOS CON CAFE
"Cuando nos iba a trasladar a ciudad Reynosa, porque así a todos nos dijeron, nos empujaban, gritaban fuerte".
- ¿Por qué?
- "Es que había unos mixtecos y cómo no entendían, los jalonearon. En el avión, el aire acondicionado estaba a todo lo que da, teníamos mucho frío.
"Allí mismo en el avión los de la Patrulla Fronteriza tomaban café bien calientito, pero nadie nos ofreció nada, ni agua".
"Llegamos aquí y ahora lo quiero es regresar con mi familia. Para mí, está olvidado Estados Unidos".

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