lunes, 9 de abril de 2007

La Patrulla Fronteriza quiebra el orgullo Mexicano

*.- Crucifican a un indocumentado
*.- Los sientan en hormigueros
*.- Castigos sobrehumanos

Oscar Treviño Jr.
93 inmigrantes mexicanos fueron sometidos a terribles tormentos en Arizona, Estados Unidos, por la Patrulla Fronteriza, incluso uno de ellos sufrió graves torturas que le provocan amnesia.
Los desnudaron para sentarlos en hormigueros, otro recibió un golpe con la cacha de la pistola en la cabeza, los esposaron de pies y manos hasta lastimarlos de las muñecas.
Otros más fueron golpeados con puños y a patadas, pero como no hay huellas de hematomas, no se les permitió presentar una queja.
El Consulado de México en Brownsville, Texas, exhibió una lastimosa tibieza en su actuación que solamente tomó una denuncia al joven que tiene evidentes lagunas mentales, pero al que incluso no le creen, pese a tener huellas de lesiones en la cara.
Juan Carlos Foncerrada Berúmen, entonces Cónsul de México en Brownsville, Texas, ni siquiera se percató de la situación, porque era su día de asueto.
"ME CRUCIFICARON"
Jaime García Gregorio, de 22 años, a veces se pierde en su tiempo y espacio, de hecho no sabía que estaba en territorio nacional: "es que con tanto viaje que me traen ya no sé", dijo un tanto extraviado.
- ¿De dónde eres?
- De Matepec -balbúceo-, Oaxaca.
- ¿En dónde te detuvieron?
- "En Arizona, es que no sé...estuve caminando por dos días, estaba muy cansado, creía que me iba a morir".
Su voz era lenta y pausada, pero luego era muy rápido para hablar.
"Los de la Patrulla Fronteriza me pegaron en la cara y en el cuerpo, decía que ‘un coyote’, que se había muerto un señor".
"Me pegaron que me crucifican..."
- ¿Te colocaron en una cruz?
- ¡No!... me arrastraron de los brazos, creo que me desmaye, no sé dónde estoy... yo creo que...
El dialogo fue interrumpido, debido a que por la gravedad del asunto José Luis Cerritos, de la oficina de Protección a Migrantes del Consulado de México en Brownsville, Texas quería interrogarlo a solas.
- ¿Licenciado, puedo estar presente en el interrogatorio? –se le preguntó-.
- ¡No!, ahorita yo le informo lo que me diga el migrante –respondió con apenas un hilo de voz.
UN AVION QUE FALLO
El personal del Consulado comentó en las oficinas del Grupo Beta Matamoros a donde llegaron los indocumentados en Estados Unidos, que el avión que transportaría a los 93 indocumentados sufrió un desperfecto.
Desde el martes debían salir de Arizona, pero debido a que repararon la falla mecánica, pudieron hacerlo tres días después.
Mientras tanto no todos los indocumentados comieron tres veces al día, ni siquiera recibieron agua, pero eso si sufrieron agresiones verbales y físicas –aseguran todos los deportados-.
Posteriormente se procedió a la repatriación unilateral, ordenada por el departamento de Seguridad Interna de los Estados Unidos, de donde depende la Patrulla Fronteriza.
UNA TIBIEZA, QUE ASUSTA
El licenciado José Luis Cerritos, regresó tras el interrogatorio a Jaime García y dijo:
"Esa persona ni sabe su nombre real, confunde sus apellidos, no sabe dónde queda el pueblo en dónde vive, pensaba que estaba en Estados Unidos".
"No sabe quién lo golpeo, lo arrastraron pero...esto se me hace raro, ustedes conocen el procedimiento que ellos utilizan".
- ¿Yo no lo sé?
- "Lo que quiero es que… tiene huellas de golpes, pero no sé, estoy dudando de él".
- Licenciado, pero hay testigos de que lo golpearon los de la Patrulla Fronteriza.
- ¿Quiénes son?
- Allí están en el grupo, uno se llama Felipe Castelán Medrano y es de Puebla.
- Ah bueno, eso cambia todo, sin embargo es un caso aislado.
En esos instantes se les preguntó a cerca de 50 personas que esperaban para aportar sus datos generales a los elementos del grupo Beta y oficiales del Instituto Nacional de Migración.
- ¿Alguien más fue golpeado por los de la Patrulla Fronteriza.
- ¡Si! -respondieron los connacionales- y hasta levantaron sus brazos.
El silencio que se dio tras el ¡si! fue muy pesado.
Los connacionales esperaban una respuesta por parte del personal del Consulado de México, en Brownsville pero, no la hubo.
HERIDO EN LA CABEZA
Oscar Francisco de la Rosa Sánchez, asegura que recibió un golpe en la cabeza con la cacha de una pistola y la mostró.
"Tengo 19 años, son de Zapopan, Jalisco, trabajaba de albañil, pero quiero ir a Los Angeles, California".
- ¿Por qué te pegaron?
- "Es que cuando íbamos caminando por el desierto de Arizona como a las dos de la madrugada del viernes, llegó la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos".
"Yo no corrí como los demás, me quede quieto, pero en eso que llega un agente por detrás de mi y me pego muy fuerte en la cabeza".
"Se lo juro, fue muy fuerte, me tumbo al suelo y casi me desmayo, pero me levantó otro agente".
"Yo tenía mi gorra puesta y ve -la mostró por dentro-, hasta de sangre se mancho, ya la lavé pero como quiera se puede ver".
Uno de los abogados del Consulado levantó los datos y luego le preguntó: grado de escolaridad, fecha de nacimiento, porque eran parte de la queja que presentaría.
Y fue más allá:
- ¿Viste cómo era el agente?, ¿traía plaquita de identificación en su camisa?
- ¿Pero cómo va a saberlo licenciado? -terció el reportero- ¡eran las dos de la madrugada en el desierto!
Otro de los inmigrantes dijo que había alcanzado a ver que el agente golpeador tenía una plaquita con el nombre o apellido "Chamel".
LOS HORMIGUEROS
Otro de los mexicanos expulsados de Estados Unidos por carecer de documentos migratorios, aseguró que varios de sus amigos incluyéndose, fueron obligados a desnudarse por los elementos de la Patrulla Fronteriza.
“Yo no quiero decir mi nombre, ni nada, porque ¿para qué? ni nos van a ayudar, ni a ellos les van a hacer nada”, dijo apesadumbrado.
"Nos forzaron que quitarnos los pantalones y nos sentaron en la tierra, las hormigas nos picaron".
"Nos pusieron en los hormigueros, no queremos enseñarle las nalgas y el culo porque me da vergüenza, pero por Dios estoy muy herido, todavía me arde".
LAS PATADAS SIN HEMATOMAS
Martín García Carrillo, de 37 años, originario del Estado de México, de oficio chofer, dijo que llegó a Agua Prieta, Sonora para internarse a Estados Unidos: su sueño era Chicago, Illinois.
"Nosotros porque éramos muchos íbamos por un llano, había arbustos y eso, cuando nos detuvo la Patrulla Fronteriza".
"A mi solamente me dieron patadas: fueron varias en las costillas del lado izquierdo de mi cuerpo y también en el culo”.
"A mi me tuvieron en Douglas en Estados Unidos y yo le dije a la señora que trabajaba en el Consulado que me habían golpeado, que me dieron de patadas".
"Levante mi camisa, pero no tenía huellas. Como no se me notaban los golpes, me dijo que no podía denunciar nada porque a lo mejor ni me iban a creer".
"A mi me agarraron el jueves pasado".
ALLI HAY MIEDO
Para otro de los expulsados mexicanos, "Misbi" en Arizona, es terrible: “allí a todos nos pegaron”, acusa.
- ¿A todos?
- "Si ¡a todos!, ya estábamos detenidos y nos tenían de pie, pero un agente de la Patrulla Fronteriza nos ordenó que nos sentáramos".
"Como dijo en inglés casi nadie entendió, entonces tomó un palo negro, de esos que ellos usan y nos pego".
"A unos en la cabeza, a otros en las piernas, fue de uno por uno hasta que entendimos que había que sentarnos. Los demás dicen que allí a todo el que llega le pegan".
"Misbi" esta a un lado de "Naco" que son en donde dejan a los que queremos ir a estados Unidos".
ENCADENADOS
Alberto Cruz Hernández, de 31 años, originario de Ecatepec, Estado de México, fue esposado de pies y manos como todos los 93 mexicanos indocumentados
"Llegamos a Brownsville, Texas encadenados de pies y manos, a muchos nos dolían las muñecas".
"Yo le dije que estaban demasiado apretadas me estaban lastimando, como a muchos otros, porque se lo estábamos diciendo".
"Sólo nos respondían que la esposa no estaba apretada, que la regla era que al atrancar la esposa debía tener el grosor de un dedo".
"Cuando ya nos iban a cruzar las autoridades por aquí, que ahora sé que es el puente nuevo internacional en Matamoros, comenzaron a quitarnos las esposas".
"Pero a mi no, es que...la llave no abrió la esposa, lo intentaron muchas veces y no se pudo".
"Trajeron una pinzas para cortar, la metieron entre la muñeca y la esposa para cortarla y fue allí en donde me hirió, mire... mostró su lesión".
- ¿Y qué dijeron?
- Nada, que caminara rápido.
CREO EN LOS SANTOS REYES
Toda la información fue escuchada por uno de los abogados del Consulado de México en Brownsville, Texas.
- Alberto, ¿quieres presentar una queja? -preguntó el abogado José Luis Cerritos-.
- ¿Para qué señor?
- Para que actúe o ¿no crees que se pueda hacer algo?
- Si señor si creo -respondió ironicamente-, todavía creo en los Santos Reyes, en Santa Claus.

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