domingo, 15 de abril de 2007

Pidió prestado para irse de indocumntado a Estados Unidos pero lo deportaron

En México su salario es de
150 pesos a la semana, casi 15 dólares

Oscar Treviño Jr.
Ahora no le importa que haya sido esposado de las manos y de la cintura en Arizona, Estados Unidos, ni que lo transportaran a Matamoros en el programa "Repatriación Lateral", sino que tiene que pagar cinco mil pesos prestados.
Sergio Aguillón es parte de los 83 indocumentados que llegaron a esta ciudad procedentes de Arizona.
Junto con su sobrino Raúl esperaban que se condolieran de ellos los del Consulado de México en Brownsville, Texas y los apoyaran con el pago del pasaje para regresar a su pueblo.
Sergio Aguillón de 52 años, es originario de Xochiltepec, Puebla, casi junto al estado de Guerrero.
Un poco cohibido por la situación Sergio Aguillón explicó que para trasladarse a Sonora tuvo que reunir cinco mil pesos.
"De hecho los pedí prestados a condición de pagarlos, una vez que estuviera trabajando como indocumentado en los Estados Unidos, pero ya ve no puede lograrlo".
VIAJE EN AVION
"Intente ir a Estados Unidos porque en mi pueblo no gano el suficiente salario para mantener a mi familia".
"Tengo cinco hijos de familia y mi esposa. Es más tengo dos hijos ya grandes pero como quiera son mi responsabilidad, aunque ya no está en la escuela".
"El trabajo es escaso y fíjese, me pagan 150 pesos a la semana: ¿usted cree que con ese dinero puedo mantener a mi familia?"
- ¿Pero como hizo para llegar a Sonora?
- "Pues ya le digo, pedí cinco mil pesos prestados y luego de allí, me fui con mi sobrino que él también tenía la misma cantidad a México".
"Nos fuimos en autobús de nuestro pueblo a México y de allí tomamos el avión a Sonora y pagamos dos mil 300 pesos".
EL GRUPO
"Ya habíamos formado un grupo, éramos como ocho personas y si a alguien le faltaba dinero entre todos trataríamos de ayudarlo".
"El caso fue que en Sonora, pues compramos agua y comida, nada de latería sólo papitas o comida que no pesara".
"Esto porque trataríamos de recorrer el desierto y no debíamos llevar algo que fuese pesado".
"Caminamos durante seis horas. El terreno no es plano a veces hay bajadas y subidas, era pesado eso si".
"Descansábamos un poco y le seguíamos. Hacía mucho sol, pero eso no importaba continuábamos con nuestro camino".
"Sé que es difícil y todo lo que usted quiera, pero la necesidad es mucha y nos obligaba a seguir".
"De pronto aparecieron los de la Patrulla Fronteriza en caballos y no hubo más remedio que rendirnos, no quisimos correr ni nada, como otros lo hicieron".
"De allí nos trajeron a Texas, pero dentro del avión nos tenían esposados de las manos y se unían con una cadena en la cintura".
"Ya no me importa nada, nos van a ayudar para regresar a nuestro pueblo y debo ponerme a trabajar para pagar lo que me prestaron".
"Después que acabe, volveré a intentar reunir otra cantidad para tratar de irme a Estados Unidos... es la necesidad".

La mirada en el horizonte de los dólares

El último vistazo de este indocumentado, para enterarse que la patrulla de Migración de los Estados Unidos se ha alejado del lugar donde intentará nadar el río Bravo para internarse en busca de un trabajo, una vez que termine de cambiarse de ropa.

El inicio del sueño a una mejor Vida

Un indocumentado se juega la vida en el río Bravo soñando con ganar dólares para enviar a su familia, es la historia de casi todos los días en Matamoros, Tamaulipas.

lunes, 9 de abril de 2007

La Patrulla Fronteriza quiebra el orgullo Mexicano

*.- Crucifican a un indocumentado
*.- Los sientan en hormigueros
*.- Castigos sobrehumanos

Oscar Treviño Jr.
93 inmigrantes mexicanos fueron sometidos a terribles tormentos en Arizona, Estados Unidos, por la Patrulla Fronteriza, incluso uno de ellos sufrió graves torturas que le provocan amnesia.
Los desnudaron para sentarlos en hormigueros, otro recibió un golpe con la cacha de la pistola en la cabeza, los esposaron de pies y manos hasta lastimarlos de las muñecas.
Otros más fueron golpeados con puños y a patadas, pero como no hay huellas de hematomas, no se les permitió presentar una queja.
El Consulado de México en Brownsville, Texas, exhibió una lastimosa tibieza en su actuación que solamente tomó una denuncia al joven que tiene evidentes lagunas mentales, pero al que incluso no le creen, pese a tener huellas de lesiones en la cara.
Juan Carlos Foncerrada Berúmen, entonces Cónsul de México en Brownsville, Texas, ni siquiera se percató de la situación, porque era su día de asueto.
"ME CRUCIFICARON"
Jaime García Gregorio, de 22 años, a veces se pierde en su tiempo y espacio, de hecho no sabía que estaba en territorio nacional: "es que con tanto viaje que me traen ya no sé", dijo un tanto extraviado.
- ¿De dónde eres?
- De Matepec -balbúceo-, Oaxaca.
- ¿En dónde te detuvieron?
- "En Arizona, es que no sé...estuve caminando por dos días, estaba muy cansado, creía que me iba a morir".
Su voz era lenta y pausada, pero luego era muy rápido para hablar.
"Los de la Patrulla Fronteriza me pegaron en la cara y en el cuerpo, decía que ‘un coyote’, que se había muerto un señor".
"Me pegaron que me crucifican..."
- ¿Te colocaron en una cruz?
- ¡No!... me arrastraron de los brazos, creo que me desmaye, no sé dónde estoy... yo creo que...
El dialogo fue interrumpido, debido a que por la gravedad del asunto José Luis Cerritos, de la oficina de Protección a Migrantes del Consulado de México en Brownsville, Texas quería interrogarlo a solas.
- ¿Licenciado, puedo estar presente en el interrogatorio? –se le preguntó-.
- ¡No!, ahorita yo le informo lo que me diga el migrante –respondió con apenas un hilo de voz.
UN AVION QUE FALLO
El personal del Consulado comentó en las oficinas del Grupo Beta Matamoros a donde llegaron los indocumentados en Estados Unidos, que el avión que transportaría a los 93 indocumentados sufrió un desperfecto.
Desde el martes debían salir de Arizona, pero debido a que repararon la falla mecánica, pudieron hacerlo tres días después.
Mientras tanto no todos los indocumentados comieron tres veces al día, ni siquiera recibieron agua, pero eso si sufrieron agresiones verbales y físicas –aseguran todos los deportados-.
Posteriormente se procedió a la repatriación unilateral, ordenada por el departamento de Seguridad Interna de los Estados Unidos, de donde depende la Patrulla Fronteriza.
UNA TIBIEZA, QUE ASUSTA
El licenciado José Luis Cerritos, regresó tras el interrogatorio a Jaime García y dijo:
"Esa persona ni sabe su nombre real, confunde sus apellidos, no sabe dónde queda el pueblo en dónde vive, pensaba que estaba en Estados Unidos".
"No sabe quién lo golpeo, lo arrastraron pero...esto se me hace raro, ustedes conocen el procedimiento que ellos utilizan".
- ¿Yo no lo sé?
- "Lo que quiero es que… tiene huellas de golpes, pero no sé, estoy dudando de él".
- Licenciado, pero hay testigos de que lo golpearon los de la Patrulla Fronteriza.
- ¿Quiénes son?
- Allí están en el grupo, uno se llama Felipe Castelán Medrano y es de Puebla.
- Ah bueno, eso cambia todo, sin embargo es un caso aislado.
En esos instantes se les preguntó a cerca de 50 personas que esperaban para aportar sus datos generales a los elementos del grupo Beta y oficiales del Instituto Nacional de Migración.
- ¿Alguien más fue golpeado por los de la Patrulla Fronteriza.
- ¡Si! -respondieron los connacionales- y hasta levantaron sus brazos.
El silencio que se dio tras el ¡si! fue muy pesado.
Los connacionales esperaban una respuesta por parte del personal del Consulado de México, en Brownsville pero, no la hubo.
HERIDO EN LA CABEZA
Oscar Francisco de la Rosa Sánchez, asegura que recibió un golpe en la cabeza con la cacha de una pistola y la mostró.
"Tengo 19 años, son de Zapopan, Jalisco, trabajaba de albañil, pero quiero ir a Los Angeles, California".
- ¿Por qué te pegaron?
- "Es que cuando íbamos caminando por el desierto de Arizona como a las dos de la madrugada del viernes, llegó la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos".
"Yo no corrí como los demás, me quede quieto, pero en eso que llega un agente por detrás de mi y me pego muy fuerte en la cabeza".
"Se lo juro, fue muy fuerte, me tumbo al suelo y casi me desmayo, pero me levantó otro agente".
"Yo tenía mi gorra puesta y ve -la mostró por dentro-, hasta de sangre se mancho, ya la lavé pero como quiera se puede ver".
Uno de los abogados del Consulado levantó los datos y luego le preguntó: grado de escolaridad, fecha de nacimiento, porque eran parte de la queja que presentaría.
Y fue más allá:
- ¿Viste cómo era el agente?, ¿traía plaquita de identificación en su camisa?
- ¿Pero cómo va a saberlo licenciado? -terció el reportero- ¡eran las dos de la madrugada en el desierto!
Otro de los inmigrantes dijo que había alcanzado a ver que el agente golpeador tenía una plaquita con el nombre o apellido "Chamel".
LOS HORMIGUEROS
Otro de los mexicanos expulsados de Estados Unidos por carecer de documentos migratorios, aseguró que varios de sus amigos incluyéndose, fueron obligados a desnudarse por los elementos de la Patrulla Fronteriza.
“Yo no quiero decir mi nombre, ni nada, porque ¿para qué? ni nos van a ayudar, ni a ellos les van a hacer nada”, dijo apesadumbrado.
"Nos forzaron que quitarnos los pantalones y nos sentaron en la tierra, las hormigas nos picaron".
"Nos pusieron en los hormigueros, no queremos enseñarle las nalgas y el culo porque me da vergüenza, pero por Dios estoy muy herido, todavía me arde".
LAS PATADAS SIN HEMATOMAS
Martín García Carrillo, de 37 años, originario del Estado de México, de oficio chofer, dijo que llegó a Agua Prieta, Sonora para internarse a Estados Unidos: su sueño era Chicago, Illinois.
"Nosotros porque éramos muchos íbamos por un llano, había arbustos y eso, cuando nos detuvo la Patrulla Fronteriza".
"A mi solamente me dieron patadas: fueron varias en las costillas del lado izquierdo de mi cuerpo y también en el culo”.
"A mi me tuvieron en Douglas en Estados Unidos y yo le dije a la señora que trabajaba en el Consulado que me habían golpeado, que me dieron de patadas".
"Levante mi camisa, pero no tenía huellas. Como no se me notaban los golpes, me dijo que no podía denunciar nada porque a lo mejor ni me iban a creer".
"A mi me agarraron el jueves pasado".
ALLI HAY MIEDO
Para otro de los expulsados mexicanos, "Misbi" en Arizona, es terrible: “allí a todos nos pegaron”, acusa.
- ¿A todos?
- "Si ¡a todos!, ya estábamos detenidos y nos tenían de pie, pero un agente de la Patrulla Fronteriza nos ordenó que nos sentáramos".
"Como dijo en inglés casi nadie entendió, entonces tomó un palo negro, de esos que ellos usan y nos pego".
"A unos en la cabeza, a otros en las piernas, fue de uno por uno hasta que entendimos que había que sentarnos. Los demás dicen que allí a todo el que llega le pegan".
"Misbi" esta a un lado de "Naco" que son en donde dejan a los que queremos ir a estados Unidos".
ENCADENADOS
Alberto Cruz Hernández, de 31 años, originario de Ecatepec, Estado de México, fue esposado de pies y manos como todos los 93 mexicanos indocumentados
"Llegamos a Brownsville, Texas encadenados de pies y manos, a muchos nos dolían las muñecas".
"Yo le dije que estaban demasiado apretadas me estaban lastimando, como a muchos otros, porque se lo estábamos diciendo".
"Sólo nos respondían que la esposa no estaba apretada, que la regla era que al atrancar la esposa debía tener el grosor de un dedo".
"Cuando ya nos iban a cruzar las autoridades por aquí, que ahora sé que es el puente nuevo internacional en Matamoros, comenzaron a quitarnos las esposas".
"Pero a mi no, es que...la llave no abrió la esposa, lo intentaron muchas veces y no se pudo".
"Trajeron una pinzas para cortar, la metieron entre la muñeca y la esposa para cortarla y fue allí en donde me hirió, mire... mostró su lesión".
- ¿Y qué dijeron?
- Nada, que caminara rápido.
CREO EN LOS SANTOS REYES
Toda la información fue escuchada por uno de los abogados del Consulado de México en Brownsville, Texas.
- Alberto, ¿quieres presentar una queja? -preguntó el abogado José Luis Cerritos-.
- ¿Para qué señor?
- Para que actúe o ¿no crees que se pueda hacer algo?
- Si señor si creo -respondió ironicamente-, todavía creo en los Santos Reyes, en Santa Claus.

Un menor de edad le debe dinero de abono al "patero" que lo cruzó por el Puente Internacional a McAllen, Texas

Quería trabajar en la recolección de fríjol
pero no pudo y ahora tiene una deuda

Oscar Treviño Jr.

Matamoros, Tam.- Su tío pagó en abonos al "patero" para ayudar a su sobrino de 16 años a internarse en Estados Unidos pero el menor de edad fue capturado por "la Migra" y fue repatriado por el Puente Nuevo Internacional.
Angustiado porque todavía debe mil dólares al "patero", Saúl Tolentino Chino, de 16 años, originario de la Laguna, municipio de Eduardo Nery, en el estado de Guerrero, ahora se encuentra a disposición del Centro de Atención al Menor Fronterizo.
Saúl Tolentino fue entregado por las autoridades del Servicio de Inmigración y Naturalización -SIN- de Estados Unidos a las autoridades del Consulado de México en Brownsville, Texas.
Los funcionarios de ambas dependencias federales, repatriaron al menor de edad y lo pusieron a disposición del personal del Instituto Nacional de Migración.
El menor explicó que llegó a Reynosa en compañía de su primo Charo Tolentino y, permanecieron en un hotel por espacio de 15 días.
"Yo estaba en la secundaria y me vine porque quiero trabajar en Estados Unidos".
"En mi pueblo ayudaba a sembrar fríjol y maíz y po's de eso quiero trabajar, por eso me vine con mi primo Charo".
"Allí en el hotel llegó un señor que era `patero' y mi tío le pago 500 dólares por cruzarme a mi porque a cada uno nos cobraba mil 500".
"Le debemos, porque nos pasaron por Reynosa a McAllen en una camioneta que iba tapada con un techito -camper-, nos pasaron por el puente".
"Nos subieron a la camioneta y nos taparon con una lona, íbamos siete, yo y mi tío Charo y otras personas".
"No se dieron cuenta y así íbamos en la carretera pero llego `la migra' y nosotros no pudimos correr por eso nos detuvieron".
“luego a mi me llevaron a una parte y me entregaron con esos señores de traje".
- ¿Y tu tío?
- ¡No sé!
- ¿Y ahora, que vas a hacer?
- Pues, me dijeron que me van a mandar a una casa en donde hay niños y me van a dar comida y luego que allí llamarán alguien de mi familia pueden venir por mí.
- ¿Qué pasa con las otras personas?
- "No sé, es que corrieron, pero nosotros no pudimos porque la patrulla se paró a un lado de la camioneta y no nos dio tiempo de nada".
"Como le debemos dinero al `patero' po's no sé como le vamos a pagar".
El personal del Instituto Nacional de Migración, traslado al menor al Centro de Atención al Menor Fronterizo para que sea enviado a su ciudad natal.

Quiso ir a Estados Unidos edeudado con "Alianza para el Campo"

Le vendieron 50 borregos flacos, mientras que
para los hacendados fue lo mejor del ganado

Los policías "gringos" humillan a los
90 indocumentados deportados

Oscar Treviño Jr.
“El programa Alianza para el Campo sólo sirvió para que perdiera todo, me vendieron 50 borregos flacos pero todos se me murieron, me desespere porque debo al Gobierno y quise ir a trabajar para ganar dólares pero ¿ya ve?, me fue mal”.
Lo anterior dijo Sigifredo Castillo Castillo, de 42 años de edad, originario de Pinotepa Nacional, estado de Oaxaca, que fue uno de lo 90 indocumentados capturados en Arizona y trasladado a Texas para ser expulsado por Matamoros.
Entrevistado en las oficinas del Grupo Beta Matamoros, mientras espera que le tramiten el 50 por ciento de su billete para regresar a su ciudad en autobús dijo:
"Yo entre al programa del Gobierno, tenía 25 borregas y ellos me darían a crédito otras 25, por eso tenía que pagar 25 mil pesos".
"Cuando nos andaban `engatusando' vimos los pies de cría, juro que los animales estaban gordos y bonitos".
"Ellos ya tenían su juego, pues yo me hice de esas 25 borregas, pero antes de recibirlas nos avisaron por teléfono".
"Que iban a venir un día porque las habían levantado de Chiapas, pero no fue así, sino que las borregas llegaron a las tres de la mañana".
"Uno estaba dormido y entre lo oscuro ni las borregas vi, sólo quería que terminaran de meterlas al corral".
"Al amanecer vi las borregas -apretó los dientes de rabia contenida-, ¡no eran las que nos habían prometido!"
"Estaban flacas, es más al momento de parir las crías murieron porque ellas no tenían leche para amamantarlas".
"Así se fueron murieron poco a poco. Ahora tengo 50 pero las he ido comprando fiadas y debo algunas".
LA DESESPERACIÓN
Sigifredo explica que “no hay a quién reclamarle, todos se tapan con la misma cobija, ah pero eso si:
"Los del grupo de ganaderos recibieron los animales más gordos, bien alimentados y como nosotros no tenemos dinero pues nos dieron lo peor".
Y se pregunta "¿Por qué son así con nosotros los del pueblo?, me están ahogando con lo que debo por eso me desespere y quise ir a los Estados Unidos para ganar dólares que valen más que el peso".
"Opté por tomar el autobús, le di un beso a mi esposa y a mis hijas y me fui a Sonora para cruzar por el desierto de Arizona para llegar a donde sea con tal de trabajar".
TAMBIEN LLOVIÓ
El oaxaqueño siguió explicando que junto con otras personas, compañeros de caminata por el desierto, fueron detenidos y recuerda:
"Comenzó a llover mucho, la maleta de ropa pesaba".
"Desconozco cuánto caminamos pero nos detuvieron y nos metieron en un calabozo que tenía el aire acondicionado muy fuerte".
"De tanto caminar estábamos casi entumidos y luego con el aire fuerte, ¡peor!".
"Los de la Patrulla Fronteriza nos obligaron a quitarnos los suéteres y chaquetas que llevábamos puestas".
"A unos les dieron un paquetito de galletas saladas y agua. Las galletas estaban pasadas, ¡tenían 3 meses caducadas!"
- ¿Dicen que dieron hamburguesas?
- "Yo no comí, pero otros compañeros dijeron que estaban rancias, aún así como quiera se las comieron: ¡tenían hambre!"
"La lluvia caía y nuestras maletas con ropa se estaban mojando, le dije a los oficiales que las quitaran del agua, pero ni caso me hicieron".
ENTRE COYOTES Y POLICIAS
"Cuando llegue a Sonorita porque quería a Phoenix, Estados Unidos, estaba un vehículo que decía Ministerio Público o Migración, no recuerdo bien".
"Uno de ellos me pidió dinero como a otros diez que caminábamos, tuvimos que darle 100 pesos cada quien".
"Allí había coyotes, tenían un taxi que sólo cruzaba una calle y cobraba. Yo no quise ir y el coyote le hizo señas a los del vehículos y por eso llegaron a quitarnos dinero, si no damos, pues nos iban a detener".
LOS GRINGOS CON CAFE
"Cuando nos iba a trasladar a ciudad Reynosa, porque así a todos nos dijeron, nos empujaban, gritaban fuerte".
- ¿Por qué?
- "Es que había unos mixtecos y cómo no entendían, los jalonearon. En el avión, el aire acondicionado estaba a todo lo que da, teníamos mucho frío.
"Allí mismo en el avión los de la Patrulla Fronteriza tomaban café bien calientito, pero nadie nos ofreció nada, ni agua".
"Llegamos aquí y ahora lo quiero es regresar con mi familia. Para mí, está olvidado Estados Unidos".

"La vida por unos Dólares"

Los residentes locales perdimos la capacidad de asombro
H. Matamoros Tam.
Situaciones como esta se pueden observar la mayor parte del año, sobre todo en los meses de abril y septiembre. Una de las víctimas del río Bravo es rescatada por los bomberos y voluntarios que ya no despertó del sueño de ir a Estados Unidos a ganar dólares.
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Se encontró con un Cadáver

Un tabasqueño quiere dinero para pagar gastos
de una de sus hijas que le amputaron las piernas


Oscar Treviño Jr.

Matamoros, Tam.- Casi se infarta al ver un cadáver recargado en un arbusto y se echó a correr tanto que no se fijó que llegó a la carretera y fue capturado por "la migra" en Houston, Texas.
José Ulises Hernández Cruz, de 35 años, originario de Cárdenas, Tabasco espera ya en México, el momento oportuno para que el grupo Beta Matamoros lo ayude a regresar a su ciudad.
EL CADAVER
Hernández Cruz, un hombre tostado por el sol, decidió ir a Estados Unidos para trabajar y enviar dinero a su familia porque debe entregar 70 mil pesos que pidió prestados para pagar a los médicos que le amputaron los pies a su hija mayor.
"Llevaba caminando como cuatro días en Estados Unidos y casi estaba por pasar la caseta de Houston, cuando me detuvo la migra".
- ¿Y por qué te acercaste a la carretera?
- Es que...bueno déjeme contarle. Iba caminando lejos de la carretera, pero lejos porque así me habían dicho.
Luego explica:
"El caso es que vi a un hombre que estaba como recargado en un árbol pequeñito. Tenía a su lado un botecito de agua. Se veía tranquilo, como descansando".
"Lo vi desde lejos por lo que me fui acercando para hacerme amigos de él, que me diera una poca de agua y caminar juntos a buscar trabajo a Houston o a donde fuera".
"Nadie me veía por lo que me fui hacia conde estaba y cuando me acerque le vi la cara hinchada".
"La cara y el estómago los tenía hinchados, me dio el tufo a podrido y entonces me di cuenta que estaba ¡muerto!"
"Me asuste, por Dios que me asuste (se persignó), entonces me fui corriendo para alejarme lo más rápido".
"Por eso no me di cuenta sino que apareció una patrulla con la migra y me detuvieron, ya no pude hacer nada".
LA TRAGEDIA
- ¿Por qué se vino de Tabasco?
- "Es que gano muy poco, trabajo en el campo sacando y vendiendo pescado y gallinitas".
"Tengo un problema. Como en marzo. Es que tengo tengo cinco hijos, la más grande 18 años y el más chiquito mi hijo de un año.
"Ellos junto con mis otras tres hijas iban por la calle y las atropelló una camioneta y a mi hija la mayor le ‘mocharon’ las dos piernas".
"Por la operación y las curaciones de todos me costó 70 mil pesos y pedí prestado para pagar porque el responsable huyó".
"Me cobran el 20 por ciento de rédito y eso me esta acabando, por eso le dije a mi esposa que nunca iba a terminar de pagar y no quiero endeudarlos".
"Así que mejor me vine para Tamaulipas para cruzar el río Bravo, ganaría dólares pocos, pero me rendirán y les enviaría todo lo que ganara".
"Hace 20 días que me vine sólo porque allá un ‘coyote’ me cobraba mil 500 dólares que no tengo y si los tuviera los abonaría al préstamo".
A NADO
"Me vine a Reynosa y pase nadando el río, creo que le llaman el Puente Pharr, y bueno ya cuando me pase me fui caminando hasta donde Dios llegue".
"Llegué a casa Armay, es un lugar en donde ayudan a las personas indocumentadas como yo".
"Allí le dije a una persona que iba a Houston, pero me respondió que no podía llevarme porque no tenía papeles".
"Me dejo cerca, no se dónde pero yo seguí caminando y caminando, siempre alejado de la carretera para que no me viera y fue cuando vi al muertito".
- ¿Cómo hizo para tomar agua?
- "Es que como yo trabajo en el campo siempre me ubicaba con los "papalotes" que están en los ranchos, pues seguro que allí hay agua".
"Llegaba, llenaba mis botecitos y pos le seguía con mi camino. Me habían dicho que cuando viera luces largas que me escondiera porque es la migra".
"Pero ya ve me asustó ese muertito y le corrí olvidándome de las recomendaciones y pos ni modo".
"Me cruzaron por Matamoros y me vine a la presidencia para que me ayudarán, pero lo que hicieron fue traerme al Grupo Beta Matamoros que por que ellos me van a ayudar a irme a mi casa".
"Ya me quiero regresar... Volveré otra vez a mi trabajo. Tengo que seguir pagando el rédito del préstamo y tendrá que hacer lo que sea".

martes, 27 de febrero de 2007

El Espejismo de los Dólares

*.- Se descarriló el tren donde viajaba
pero la pesadilla apenas comienza

*.- El esposo cuidará a
sus cuatro hijas

*.- De cariño le dicen "La Negra"
pero les espera un negro porvenir


Oscar Treviño Jr.
Una hondureña indocumentada sobrevivió al descarrilamiento del tren en San Luís Potosí, fue asaltada por la banda de “Los Diablas”, durmió dentro un gallinero, huyó de la “migra” en la terminal de autobuses “Lucio Blanco” y ahora en la Casa del Migrante espera a cumplir “El Sueño Americano”.
Nataly Betancurt, de 25 años, que vivía en Tegucigalpa, Honduras hace un relato que nos transporta desde la alegría, hasta el mundo tenebroso, donde surge la luz de la esperanza y buena fe.
CORRELE MORENA
Nataly, de piel de ébano, narra con alegría cuando la gente le gritaba “córrele morena, que te deja el camión”, mientras que su corazón latía a mil por hora, porque en su persecución iban tres agentes del Instituto Nacional de Migración.
“La gente me gritaba -y Nataly reía nerviosa-, el camión amarillo que aquí les llaman “peseras” se detuvo y me subí”.
“Un señor ayudándome me dejó su asiento, me quite la mochila y me puse una camiseta arriba de la que traía puesta para evitar que me reconocieran”.
“Me fije que el costo del pasaje era de cuatro pesos con 50 centavos y al chofer le dí cinco pesos de los 20 que tenía”.
- ¿Pero, que pasó?
- “Es que, no tengo documentos. Soy hondureña… Venía con mi esposo Franklin Alexander Martínez, pero a él lo detuvo la migra en la terminal de autobuses”.
“Antes de bajar del autobús de Transpais, me dijo que él iba delante y yo lo seguiría detrás, por eso ví cuando lo detuvieron”, dice un tanto angutiada.
“Diosito... lo ví, me detuve en la puerta antes de entrar a la sala de la terminal y me salí por donde entran y salen los autobuses”.
Una señora me vio... “Sólo me dijo Dios te bendiga amiga, vete por allá y yo corrí”.
“Me metí a un hotel, parece que era El Gallo o algo así y otra señora, me dijo ¡metete, de aquí nadie te va sacar!”
“Los de la migra gritaban que saliera, se oían las voces por los pasillos, luego llego un señor, creo que era el esposo de la señora y salió a defenderme… ellos alegaban, se liaban”.
“Los de la migra se fueron diciendo que iban a ir por su jefe y que iban a catear. La señora me dijo un momento después cuando se me había pasado el susto: ahora si morena, vete... correle”.
“Fue cuando salí corriendo y me alcanzaron a ver los de la migra y me persiguieron. Yo me metía entre los carros y ellos tras de mi".
“La gente me empezó a decir correle morena, que se te va el camión y hasta lo alcancé y los de la migra dejaron de correr”.
“En el camión me fui sin saber para dónde y pasamos por una iglesia, me bajé y en la placita había una kermes, jugaban lotería”.
“Me senté a ver la comida, sólo a ver...veía como la servían, qué preparaban...sólo estaba allí viendo sentada en una banquita”.
“Una señora se me acercó y preguntó que si no era de aquí y yo le platiqué todo lo que había pasado”.
“No te vayas me dijo, fue por su esposo y me llevaron al albergue San Juan, donde estoy".
EL ACCIDENTE EN EL TREN
“La Negra” como cariñosamente le dice su esposo a la hondureña, explicó que la travesía fue dura.
“De Honduras, fuimos con un amigo llamado Mario a Tapachula, Chiapas, luego a México y de México nos venimos hasta San Luís Potosí, eso fue el sábado antepasado”.
“Yo le tengo miedo al tren, porque muchos hondureños han sido detenidos cuando viajan de pasajeros”.
“Mi esposo Franklín me dijo que íbamos a viajar en las góndolas, unos rollos grandotes de acero o algo que en el hueco nos meteríamos”.
"Se metió en uno Mario, luego Franklin y después yo. Esto fue en San Luís Potosí. Íbamos todos bien, cuando el tren descarriló como a tres horas de Taquín que es una ciudad de allí.
“Se oyó fuerte, muy fuerte: Franklin me grito que saliera. Pudimos ver que parte del tren se descarrilaba y se metía como a un pantano”.
“Esa espantoso, en las noticias salió que hubo muchos muertos, pero el tren llevaba combustible que quedó regado por todo el lugar”.
“Se oían gritos desesperados. Nosotros nos fuimos caminando y corriendo por encima de los vagones. Me daba miedo volver la vista”.
“Eran como 70 vagones o al menos eso creo. Se vio como si estuviera en la punta de un barco y el resto se hundía en la mar”.
“Porque Dios tiene misericordia, por eso se lo estoy contando señor, fue muy feo... muy feo".
ASALTO A MANO ARMADA
“Nadie nos vio... –narra Nataly-, estuvimos caminando como dos horas y media...Fue muy impresionante el accidente, pero teníamos que ir a trabajar a los Estados Unidos”.
“La Negra” fue entrevistada en la sala del Grupo Beta Matamoros, una vez que solicitaba ayuda, porque tenía que ayudar a su esposo y tenía mucha hambre".
Nataly dijo que junto con Mario y Franklin estuvieron caminando por espacio de dos horas y media y continúa con su historia:
“Llegamos a una construcción y como estábamos cansados nos tiramos al piso a dormir... pero se oyeron ruidos: ¡shitt!, bajamos la voz...sólo observábamos en la oscuridad”.
“De pronto aparecieron cuatro hombres con lámparas de mano, nos aluzaban y traían pistolas”.
“A mi esposo se la pusieron en la cabeza y a Mario, yo sólo les decía que no nos hiciera nada, que no habíamos hecho nada”.
“Nos insultaban y nos exigían todo el dinero que traíamos, pero yo les respondí que veníamos en las góndolas porque no teníamos nada, sólo las mochilas”.
“Ellos no creían y a Mario le quitaron su camisa y vieron que en la espalda traía un tatuaje que decía: `Mara trucha'. Uno de ellos dijo ¡mátalo, es un enemigo!”
“Bién sabe Dios que les suplique, me les hinqué que no lo mataran. Mario lloraba y decía que ese tatuaje se lo había hecho en la escuela, pero que no pertenecía a esa banda”.
“Les juré por mis cuatro niñas, que no hacíamos nada malo que lo único que queríamos era ir a Estados Unidos”
“Uno de ellos de cara afilada, creo que el jefe dijo `mire negrita, no se agüite' se la voy a dejar esta, pero tienen que darnos dinero”
“Mi esposo les dio 40 pesos, era lo único que traíamos. No les dijimos que podíamos hablar por teléfono y pedir que nos mandaran más pisto”-dinero-.
EL GALLINERO
Nataly siguió explicando que de nueva cuenta tuvieron que caminar, tocaron la puerta de una casa pero no les abrieron.
“En otra llegamos y de pronto que cierran la puerta, nadie nos quería ver, ni nada, hasta que llegamos a una casa en un campo”.
“Para que no se asustaran los que vivían allí toque la puerta y salió una señora a la que le pedí un poco de agua”.
“Me preguntó que si era de México y yo le respondí que éramos de Honduras...le pedí que si nos dejaba dormir aunque sea en el patio porque estábamos muy cansados”.
“Ella contestó que le iba a preguntar a su esposo y después nos mandaron al gallinero”.
“El lugar no importaba teníamos sueño... mucho sueño, ya en la madrugada, el señor dueño de la casa nos preguntó que si necesitábamos cobijas porque estaba frío”.
-“No señor, así estamos bien sólo necesitamos dormir”- le respondí-.
“Él nos levantó y nos llevó a un cuarto, nos dio una cama y mantas. Nos trató muy bien”.
“Nos dijo que allí podíamos quedarnos el tiempo que quisiéramos, que descansáramos y tomáramos fuerzas para seguir nuestro viaje a Estados Unidos”.
“La platicamos lo del asalto y nos respondió que en ese lugar estaban ‘Las Diablas’ unos pandilleros que asaltaban y hacían todo”.
“Por la descripción que dimos, él dijo eso es ‘Calle, La Grande’, es un lugar peligroso y que la banda era de Noé”.
“El señor nos dijo, nos hizo un mapa pues. Que teníamos que llegar al Ébano, es una ciudad, luego seguir a Estación Manuel y luego para Aldama que es otra ciudad”.
“De allí a Soto La Marina y luego Matamoros, que era el lugar más cerca”.
LA SEPARACION
“A como pudimos llegamos a Soto La Marina, pero allí Mario dijo que se iba en aventones de carros”.
“Nos separamos, Franklin habló por teléfono a Honduras y nos mandaron poco dinero para subir al autobús”.
“En Soto La Marina, había muchos soldados, en tanquetas, carros grandes y otros a pie”.
“El camión se detuvo...le rogué a Dios para que nos vieran...El chofer abrió la puerta del autobús, pero el militar sólo le dijo que siguiera el viaje, además que sólo íbamos como ocho personas de pasajeros”.
“EN LA BOCA DEL LOBO”
“Venía dormida cuando oí movimiento y mi esposo me dijo que estábamos en Matamoros”.
“Me dijo que él iría primero al bajar y yo lo siguiera a distancia por si alguien nos detenía”.
“Así fue como primero detuvieron a mi esposo pero yo pude escapar, eso fue el lunes".
"Ayer en la mañana llegaron los del grupo Beta a la casa Juan Diego donde estoy y al ofrecernos ayuda les hablé de mi esposo”.
“Me trajeron a sus oficinas, diciéndome que no tuviera miedo, que hasta me darían de comer”.
“Los señores del Grupo Beta Matamoros me han tratado muy bien, uno de los agentes me llevó a la oficina de Migración aquí en el Puente Nuevo porque quiero ver a mi esposo, mandé pedir dinero para darle”.
“Al ir caminando me dijo ‘mira, vamos a entrar a la boca del lobo’ y si... allí estaba Franklin, lo primero que hice fue besarlo”.
“Le di 200 pesos para que se regresara a Honduras y él me decía...Negrita, vamos juntos, vamos a regresarnos”.
“Yo no tengo corazón duro pero le respondí que no podía irme, que quiero ir a Estados Unidos”.
“Tenía que regresarse para cuidar a las ‘zipotas’ -niñas que tienen 10, 7, 5 y 3 años de edad-, yo me iba a trabajar y le enviaría dinero”.
QUIERO ARREGLAR
Nataly aseguró que tiene un hermano en Brownsville, Texas y otro en Oklahoma, Estados Unidos, para luego decir:
"Hablé por teléfono con ellos y me van a arreglar, mientras estaré en la Casa del Migrante aquí en Matamoros".
- ¿Por qué no regresar a Honduras?
- ¡No, ya no! para regresar uno sufre mucho... he ido y venido tres veces y es muy sufrido el viaje.
- ¿Pero el matrimonio se va a separar?
- “¡No señor! Nosotros nos queremos. Alla yo trabajaba en una zapatería y ni 40 pesos diarios me daban de sueldo, mi esposo estaba en un taller para hacer zapatos y ni así nos alcanza para mantener a las zipotas”.
“Un dólar es muchísimo dinero allá:
50 dólares aquí son 500 pesos. En Honduras son cinco mil pesos”
“Ya habrá tiempo de estar con mi familia. No en esta Navidad, pero en la otra si”.